¿Qué hacer cuando la presión arterial es demasiado alta?

Síntomas inquietantes como el dolor de cabeza, el dolor torácico, la fatiga o la dificultad para respirar podrían indicar una presión arterial (PA) elevada. Cuando tenga dudas sobre su bienestar, siempre es una buena idea comprobar su presión arterial, que puede proporcionar una valiosa información sobre lo que puede estar pasando en su cuerpo.

Interpretación del resultado

La presión arterial se expresa siempre como una relación entre la llamada presión arterial sistólica (PAS), que corresponde a la presión sanguínea ejercida sobre las paredes arteriales cuando el corazón se contrae, y la presión arterial diastólica (PAD), ejercida durante el periodo de relajación del corazón. Cuanto mayor sea la presión, mayor será la fuerza con la que el corazón bombea la sangre por todo el cuerpo.

Una presión arterial elevada justo después de una sesión de entrenamiento es bastante normal. Sin embargo, un aumento repentino, inesperado o prolongado de la presión arterial puede sugerir la necesidad de una intervención médica.

La medición ideal de la presión arterial será inferior a 120/80 mm Hg (milímetros de mercurio). Según las directrices de la Sociedad Internacional de Hipertensión (ISH), una presión arterial de 140/90 mm Hg o superior tomada en la consulta del médico se considera hipertensión. Para las lecturas de la PA en casa, el umbral de la hipertensión es de 135/85 mm Hg. En los casos más extremos, cuando la tensión arterial supera los 180/110 mm Hg, hay que acudir urgentemente al médico.

Por sí misma, la presión arterial elevada no suele causar síntomas notables, a menos que coincida con una enfermedad en curso. Como factor de riesgo de afecciones mortales como las enfermedades cardiovasculares, la insuficiencia renal o los aneurismas, nunca debe despreciarse una presión arterial elevada.

Controlar la presión arterial

La presión arterial está sujeta a cambios a lo largo del día y en función de su actividad física. Por lo tanto, de vez en cuando puede encontrar su presión arterial temporalmente elevada. En este caso, lo mejor es relajarse y respirar de forma constante durante unos minutos. A continuación, se puede repetir la medición para comprobar si la situación se ha resuelto.

Si las lecturas de la presión arterial son elevadas y se repiten durante un periodo de tiempo prolongado, podría ser un indicio de la necesidad de cambiar el estilo de vida actual. Un cambio hacia una dieta más equilibrada y saludable podría beneficiar en gran medida a sus métricas de salud. También podría ayudarle a perder unos cuantos kilos, que por cierto es otra forma de defensa contra los picos de presión arterial no deseados.

El problema no es una enfermedad de personas mayores. Al contrario, los jóvenes de 20 y 30 años también están en riesgo y son los que tienen más en juego. Las secuelas adversas de la hipertensión se acumulan a lo largo de los años y las décadas. Si no se tratan, los adultos más jóvenes de hoy pueden tener que enfrentarse a comorbilidades graves, a menudo letales, poco después de llegar a la mediana edad.

Llamado a la acción

La denominada hipertensión etapa 1 (PAS 140-159 mm Hg y/o PAD 90-99 mm Hg) puede no necesitar tratamiento farmacológico a menos que se acompañe de otros factores de riesgo cardiovascular, como un nivel elevado de colesterol o diabetes.

La presión arterial igual o superior a 160/100 mm Hg (hipertensión etapa 2) requiere tratamiento farmacológico. Sigue siendo una inversión digna teniendo en cuenta la magnitud de los gastos y el estrés asociados al desarrollo de comorbilidades derivadas de una presión arterial elevada.

Volver a tener la tensión arterial bajo control es un proceso complejo y a largo plazo que puede requerir la administración de hasta cuatro medicamentos diferentes.

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